Este Blog va a tratar de no omitir la especialización en transportes Generales, su Integracion y sus Politicas. viendo que no se puede
omitir el transporte urbano, dado qué debe ser comprendido: una
proporción creciente de los hombres vive en ciudades, ellos deben desplazarse cotidianamente para
trabajar y cumplir todas las actividades necesarias de la vida moderna. La
cantidad de viajes urbanos aumenta sin pausa, y más velozmente que la
población, debido al aumento de movilidad de la misma. A su vez, el gasto en
transporte urbano crece aún más rápido, ya que fenómenos complejos como la
congestión se hacen presentes. Al mismo tiempo, el transporte es uno de los
mayores determinantes de la calidad de vida urbana, no sólo por el tiempo que
las personas insumen viajando, sino por las externalidades tales como la
ocupación del espacio urbano, la contaminación atmosférica, sonora, visual,
lumínica, estética y los accidentes.
Debemos aceptar que no debería hablarse de
transporte urbano sin una permanente referencia a la ciudad con sus políticas. Porque es un hecho
que los problemas que plantea el transporte urbano requieren, para ser
resueltos o al menos atenuados, enormes inversiones en infraestructura y muchas
otras medidas que inevitablemente afectan el ambiente urbano. Puede suceder
–ocurre con demasiada frecuencia– que las soluciones que se proponen a los
problemas de transporte de una ciudad sean a expensas de su patrimonio urbano y
de la calidad de vida de sus habitantes.
Es necesario entonces comenzar este Blog hablando
de la ciudad, procurando entender cómo surgió en la historia humana, a qué
necesidades respondió y cuál fue su función en el proceso de civilización.
La evolución futura de las ciudades es muy importante para la calidad de vida
de la gente. Y el transporte está inevitablemente relacionado con esa
evolución: el transporte determina la forma urbana y al mismo tiempo es
influido por ella, en una compleja interacción que ha venido dándose a lo largo
de extensos períodos, y cuyos efectos finales pueden no ser adecuadamente
percibidos en el tiempo presente por quienes deben tomar las decisiones, y
menos aún por quienes habitan la ciudad.